Thursday, May 11, 2006

Cine Primera Vez

Dumplings, de Fruit ChanEstamos acostumbrados a leer y oír y enterarnos de películas malas, buenas, buenísimas, con meses de anticipación. Con algunas, como Dumplings por ejemplo, estamos acostumbrados a esperar. Esperamos pacientemente, rechazando ofertas de verlas en DVD o en DVX, bajadas de internet o traídas por algún amigo viajero. Sólo transigimos a veces y vemos algunos trailers o fotos en la Internet Movie Database, pero no perdemos la virginidad con la película entera: esperamos para la pantalla grande.

Sabemos que la proyección podrá no ser la mejor. Que el sonido, si la película no es en espaniol, muchas veces preocupa poco a quienes la proyectan, así que tampoco es tan satisfactorio. Pero nada se compara a la primera vez en pantalla grande. Después volvemos y la vemos en VHS, en DVD, en DVX, examinamos escenas puntuales, volvemos y pasamos setenta veces por los mismos lugares de esa película que no nos cansa todavía, que nos sigue dando cosas nuevas. Pero la primera vez es la primera vez, y tiene que ser en el cine.

Aunque la gente ya no sea la misma en el cine en general y en el Cineclub en particular. Parece que están migrando de los cines de Shopping y traen todas las malas costumbres: hablan en voz alta como si estuvieran en el living de su casa o en un cine de Shopping, se paran y pasan frente al proyector. Atienden sus celulares en momentos silenciosos de la película, en que debieran estar arrobados por el suspenso, y el resto del universo desaparecido, incluído su celular. Al final, cuando comienzan los títulos, se paran y nos interrumpen nuestro leer de la pantalla, nuestro mirar pasar letras en cualquier idioma, nuestra despedida de la película que acaba de ocurrir y que no queremos dejar ir tan abruptamente. Ellos se pierden tal vez una imagen más. Un pequenio premio secreto que a veces sucede para los que nos quedamos hasta el último título. Y se van así, sin anestesia, terminó la película y se van corriendo y casi sin despedirse, como se va uno de esos encuentros fugaces que fueron solamente para una noche y no llegaron a amores perdurables.

Con Dumplings fue así. Vimos el afiche. Lo vimos y dijimos: "A esta la vemos acá, en el Cineclub". Una semana estuvo en cartel en un cine de Shopping, en un barrio lejos del centro. Difícil llegar a pie. Caro. Alfombras rojas. Demasiado olor a pochoclo. Así que esperamos, y al fin, llegó al Cineclub, y no nos arrepentimos para nada.

El relato está construído con imágenes excelentes, vistas desde un punto de vista particular, y con sonidos. Sonidos que son definitivos. Sonidos que pueden deserotizar absolutamente una escena para hacernos ver el terrible contraste entre la decadencia y la juventud. Sonidos que nos hacen pensar en pequeños huesos destrozados y salvaje canibalismo en la boca pintada de rojo de una mujer. En francés le pusieron "Nouvelle Cuisine" y me parece que no se equivocaron como suelen equivocarse los tituladores de películas al espaniol.

Supongo que es el tema el que hace que algunas imágenes sean no aptas para sensibles. Juventud conservada y recuperada a costa de abortos, fetos, bebés, placentas. Hay un par de momentos duros, difíciles de sobrellevar, que subrayan el horror de lo que ocurre. Específicamente, el aborto de una adolescente del cual se ve poco y nada, pero Fruit Chan se las ingenia para que sea como si lo hubiésemos visto todo, y su terrible desenlace posterior, mostrado tan fugaz como certeramente.

Uno de los importantes acá parece ser el Sr. Christopher Doy, que se ocupó de la fotografía, a quien se le nota que estuvo con Won Kar Wai, el maravilloso director que hizo cosas como "Felices juntos", "Con ánimo de amar" o "2046".

Da para verla más de una vez. Mejor si la primera vez es en el cine.

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